Hace poco leí un artículo en el New York Times sobre el #capitalsocial. El artículo hace referencia a un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature. En este se analiza las amistades de Facebook de 72 millones de personas, lo que supone el 84% de los adultos estadounidenses de entre 25 y 44 años. Las conclusiones son interesantes: las relaciones son vitales para el desarrollo económico y es importante fomentarlas.
Dice el artículo que, en general, estaba claro que algunos barrios condicionan a la hora de eliminar las barreras para ascender en la escala de ingresos, pero no estaba claro por qué. En esta investigación se propone que el grado de conexión entre ricos y pobres explicaba por qué los niños de un barrio tenían mejores resultados en la vida, más que cualquier otro factor.
Se descubrió que si los niños pobres crecían en vecindarios donde el 70% de sus amigos eran ricos, aumentaría sus ingresos futuros en un 20%, por término medio. Las amistades entre clases sociales —lo que los investigadores denominaron conexión económica— tuvieron un impacto más fuerte que la calidad de la escuela, la estructura familiar, la disponibilidad de empleo o la composición racial de una comunidad. La gente que se conoce, sugiere el estudio, abre oportunidades, y la creciente división de clases en Estados Unidos las cierra.
"Las personas interesadas en crear una conexión económica deberían centrarse igualmente en conseguir que personas con diferentes ingresos se relacionan", dice el profesor Stroebel citado en el artículo. El capital social, la red de relaciones de las personas y la influencia que ejercen sobre ellas, lleva mucho tiempo intrigando a los científicos sociales. El nuevo estudio es el primero que demuestra que vivir en un lugar que fomenta estas conexiones provoca mejores resultados económicos, utilizando un conjunto de datos significativamente mayor que otros estudios, que abarca 21.000 millones de amistades de Facebook.
En la empresa también se puede incentivar el desarrollo de este capital social
Eso requiere de un cambio en la forma en que vemos la empresa: Un sistema social que tiene profundas conexiones con las raíces culturales de quienes forman esa organización. La clave para potenciar esas interrelaciones es el diálogo. Pero no un diálogo cualquiera, sino un diálogo propositivo. En ese aspecto, el #CoachingdeEquipos es un proceso para facilitar diálogos de valor.
Bajo nuestra óptica, el #Coach de Equipos es un profesional que, sobre todo, provoca diálogos a través de marcos de trabajo, metodologías y herramientas que permiten el incremento de este capital social orientando las capacidades hacia la mejora de las tasas de productividad de las organizaciones. Muchas veces, el problema de contextos empresariales es la perdida en la calidad del diálogo. Hemos concebido a la empresa como un ente de planificación unidireccional y hemos perdido la capacidad de dialogar.
Es decir, lejos de buscar un aspecto meramente utilitarista, transforma el clima de una organización hacia la consciencia del espacio social. Las conversaciones entre áreas, pares, colaboradores y líder, líder con líderes de otras organizaciones o incluso, miembros de la empresa que dialogan con la comunidad. Un Coach de Equipos puede facilitar ese proceso y generar un valioso espacio para la creatividad y las relaciones.
Existen otras formas de incrementar el capital social
Por ejemplo, el voluntariado, las actividades sociales, la integración con gremios o asociaciones empresariales. Es decir, tejer redes de contacto y diálogo más allá de las fronteras de la empresa es un proceso que debería incluirse como prácticas habituales.
En el artículo también se menciona que se ha descubierto que las artes, en particular, parecen fomentar las amistades más allá de las líneas raciales y económicas. Lo cual abre un campo muy interesante para la empresa. Quizá sea hora de integrar arte y literatura a las dinámicas de las organizaciones, simplemente por el hecho de ampliar ese capital social al que hace referencia el artículo.
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