Una de las ideas más potentes de Jean-Paul Sartre es: “Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”. Se popularizó en América Latina, en parte, gracias al filósofo José Pablo Feinmann. Esta frase realmente puede cambiar la vida de las personas porque nos coloca frente al reto de la libertad.
Por un lado, nos recuerda que nos envuelve una historia que ha sido alimentada por el lenguaje. Nuestros padres, o quienes asumieron esa función, nos hablaron sobre los retos diarios, el trabajo, las relaciones con los demás, la política y el futuro. Además, nos hicieron con su ejemplo y atenta mirada. Tomamos los hábitos de la sociedad que nos rodea, de sus creencias y, sin duda, de sus valores. Eso es lo que hicieron con nosotros.
Pero: “El hombre está condenado a ser libre”, dice el mismo Sartre. La libertad es condición humana inherente, estamos condenados a elegir nuestro destino. Somos responsables de forjar nuestra vida con aquello que hicieron de nosotros. Por lo tanto, asumirnos libres significa asumir la responsabilidad personal sobre ello. El pensamiento filosófico de Sartre nos lleva indefectiblemente al sentido de la existencia. En efecto, él se adscribe al existencialismo. Esta corriente filosófica plantea reflexiones alrededor de la vida, la libertad y el individuo.
Sartre piensa bajo las sombras de las ideas de Søren Kierkegaard, padre de esta filosofía. Para el danés, a diferencia de otras especies vivas que habitan en este planeta, el ser humano puede ser también interioridad, mientras el resto están limitadas a ser pura exterioridad. El hombre tiene capacidad de explorar su interior a través de la consciencia y la reflexión. Ahí radica la singularidad del individuo que lo convierte en libre y responsable ante el absoluto.
La facultad de actuar de forma libre determina la responsabilidad del individuo sobre su propia existencia y como consecuencia, está en capacidad de decidir. Es decir, no existe nada que prefigure su conducta, que, en todo caso, estaría atada a sus propias elecciones. Si se quiere, el hombre se inventa a sí mismo, por lo tanto, es el responsable absoluto del sentido de su existencia.
Entonces, el pensador francés determina una libertad objetiva que es la que vivimos todos y otra subjetiva, que es la forma en que vivimos esa libertad de acuerdo con nuestra experiencia particular. El hombre existe y le corresponde responsabilizarse sobre el sentido de su vida y para ello debe definirse a sí mismo. Por lo tanto, lo que hicieron con nosotros está siempre supeditado a lo que cada uno haga con esa historia.
Hace unas semanas falleció Feinmann, un homenaje desde este espacio a este filósofo que nos llevó a navegar por el mundo de la filosofía de una manera didáctica, él solía decir: "Que cada hombre sea lo que elija ser".
Genial